Tuesday, October 17, 2023

Alejandro Estrella coordina un dossier de alto nivel sobre la "actualidad del marxismo", en la Revista Común (Universidad Autónoma Metropolitana de México), con la participación de José Sarrión

 


Alejandro Estrella González, miembro del HUM-536, coordina (junto a Diana Fuentes) el dossier titulado "Actualidad del marxismo", publicado por la Revista Común donde se reflexiona sobre la historia viva y útil para el presente de una corriente de pensamiento y de acción que durante mucho tiempo formaba parte del paisaje político, académico y del debate público. Ha contado con el apoyo institucional de la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la UAM-Cuajimalpa. El artículo de Alejandro Estrella se titula "La cuestión de la conciencia de clase en el marxismo". En el dossier interviene también José Sarrión Andaluz, miembro también del HUM-536, con un trabajo titulado "Tres notas sobre marxismo y ecología". En el número participan profesores e investigadoras de prestigio como José Luis Villacañas, José Luis Moreno Pestaña, Germán Cano, Zenia Yébenes o Massimo Modonesi, entre otros. El número completo puede consultarse pinchando aquí.
Se reproduce debajo el texto de presentación del dossier, redactado por Alejandro Estrella y Diana Fuentes:

En qué sentido cabe hablar hoy sobre la actualidad del marxismo? ¿Qué se esconde tras la aparente claridad de esta expresión que da título a un nuevo dossier de Revista Común? Quizás sea superfluo para algunas personas recordar que hubo un tiempo en el que el lenguaje marxista, sus temáticas y concepción del mundo formaban parte del paisaje político, académico y del debate público. Habrá otras para las que esto no sea tan evidente. A ellas, es importante recordarles que, a lo largo de varias generaciones, atravesando increíbles desafíos, se forjó una comunidad de debate internacional, aglutinada, más allá de sus innumerables diferencias, en torno a un patrimonio intelectual y político compartido. En un determinado momento de nuestra historia reciente, la transmisión generacional de este patrimonio se interrumpió, la cadena se rompió y el vacío que quedó fue ocupado por otras concepciones y enfoques. El hecho de que este quiebre fuera de índole fundamentalmente política, es quizás lo de menos, pues, como ocurre siempre que olvidamos, lo relevante es que al paso del tiempo naturalizamos aquello que ocupa el lugar de lo olvidado. Gran parte de nuestras creencias vigentes sobre la sociedad y la política, nuestro sentido común, adquieren barniz de evidencia sobre la base de aquel olvido. Desde este punto de vista, afirmar, como hacemos, la actualidad del marxismo significa una clara apuesta por restituir la memoria y conjurar aquel olvido.

Pero habría que puntualizar seguidamente que nuestra contribución a esta empresa no está animada por algún espíritu de anticuario, ambición erudita o ánimo de exotismo. No se trata de restituir un pasado, que ajeno a nuestra circunstancia vital, ya no nos interpela. La historia viva es aquélla capaz de dar cuenta de los estratos temporales que aún moldean nuestro presente y permiten explicarlo. En este sentido, también afirmamos la actualidad del marxismo: como historia viva y útil para el presente. Y ello, por dos motivos.

Primero, porque más allá de profecías apocalípticas, somos testigos de cómo el capitalismo, en su fase neoliberal, expresa síntomas de un agotamiento estructural. Y esto se debe a que, como bien señala Nancy Fraser, esta nueva fase muestra sin concesiones los límites de la canibalización a la que el capital somete a sus propios nutrientes: la reproducción de la fuerza de trabajo y la naturaleza. No podemos saber en qué desembocará esta tendencia ni qué nuevo mundo surgirá de ella. Lo que sí resulta claro es que los marcos interpretativos con los que contábamos en estos últimos 30 años de hegemonía neoliberal requieren ser cuestionados en un ejercicio crítico y de imaginación política. El marxismo cuenta con inapreciables herramientas para ello. A lo largo de su historia, ha dado sobrada muestra de su capacidad para combinar un irrenunciable espíritu crítico con la más alta rigurosidad intelectual, generando hipótesis, artefactos y debates que se revelaron como auténticos motores de creatividad en los diferentes campos del saber. Pero, sin duda, la característica más destacada de esta intervención, y probablemente lo que lo dota de mayor actualidad ante los desafíos del presente, es su perspectiva de la totalidad; que pasa por su profundo cuestionamiento de la fragmentación del saber con el que operan las disciplinas académicas, pero, sobre todo, por su clara apuesta por integrar para el análisis de la realidad concreta una mirada sobre el conjunto de las determinaciones que articulan las relaciones sociales y las oposiciones de clase como un todo.

No es necesario insistir en que el marxismo no siempre se ha practicado desde estas coordenadas. La aplicación esquemática de fórmulas consideradas como una verdad capaz de desvelar el sentido de la historia y cada uno de sus episodios, y en ese sentido de tener la fórmula mágica de la acción revolucionaria, forjó un mecanicismo dogmático que adquirió, en determinados momentos, un papel tristemente preponderante. Esta vía nada tiene que aportarnos hoy. Debemos comprender las condiciones que la hicieron posible, en la misma medida que debemos rechazarla. La actualidad del marxismo discurre por otro sendero. Desde sus orígenes, el marxismo realmente creativo se ha caracterizado por su afanoso esfuerzo por mirar la realidad, así ésta no le resulte placentera o se escape al arsenal teórico con el que pretende interpretarla. Atento no a la ciega aplicación de fórmulas rituales, sino al movimiento y sus contradicciones, a las demandas sociales y al pulso histórico del pensamiento y la ciencia, ha sido permanentemente rediseñado, ajustado y ampliado. El marxismo ha sabido no sólo pensar contra otras tradiciones, sino también con ellas, abasteciéndolas del registro de sospecha que le es particular: que el capitalismo no es la forma más acabada del desarrollo de la civilización, sino la manifestación de su fracaso.

Y, finalmente, el que quizás sea el motivo más importante. Manuel Sacristán decía que el marxismo no era una ciencia como las otras, sino una concepción del mundo; una, agregaríamos con Marx, que confronta la irracionalidad y la violencia ordinaria del capitalismo. Es por ello que a la crítica marxista la movilizan valores emancipatorios, que son el nexo que une el estudio de lo realmente existente con la posibilidad de dotarnos de nuevos horizontes, de forjar alternativas a lo que se nos presenta como el único mundo realmente posible. En este sentido, en el que pensamiento y vida, teoría y práctica, análisis y utopía confluyen en una concepción del mundo abierta y en permanente movimiento, el marxismo muestra su actualidad en tanto que acto, en tanto que praxis orientada hacia una transformación radical de la sociedad.

Este dossier, para cuya elaboración Revista Común ha contado con la colaboración de compañeras y compañeros de viaje y con el apoyo institucional de la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la UAM-Cuajimalpa, pretende ser un reflejo de lo dicho hasta aquí. Hemos organizado los textos en tres apartados: “Cuestiones y escenarios”, “Maestros de la sospecha” y “Debates y cruces críticos”. Esperamos en un futuro no muy distante abrir nuevos episodios para que otras compañeras y compañeros se sumen a la conversación

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