El próximo jueves 7 de junio a las 19 h. en el Salón de Grados de la Facultad de Filosofía y Letras (19 h.), tendrá lugar la presentación del libro: Judith Butler en disputa, coordinado por Patricia Soley-Beltran y Leticia Sabsay y editado por Egales. En el acto participará como moderadora la profesora Guadalupe Calvo (Didáctica, UCA) y como ponentes los profesores Francisco Vázquez, catedrático de filosofía de la UCA y Jesús González Fisac, profesor de la UCA y coautor del libro. Incluimos debajo el texto de la intervención de Francisco Vázquez:
entrevista que se titula “Jugársela con el cuerpo”. En este caso Butler se sumerge también, desde el comienzo, en su deriva más reciente, aludiendo a los temas de la vulnerabilidad, la precariedad desigualmente distribuida, las tentativas para recuperar el pensamiento de Hannah Arendt y el debate con la ética del cuidado. En tiempos de reactivación neoliberal del individualismo posesivo y de las teorías del agente racional, Butler enseña que estamos siempre expuestos a los otros, dependemos de los otros, de modo que la acción política debe plantearse transversalmente, más allá de la lucha de identidades y autoconciencias bien guarnecidas y ensimismadas, subrayando en cambio su vulnerabilidad y contaminación permanentes. Siguiendo esta estela, los distintos trabajos que componen el libro y que ayudan a diseminar la mirada butleriana, alimentan el carburante de un pensamiento crítico, más necesario que nunca en estos tiempos tan recios, como diría Santa Teresa.
PRESENTACIÓN DE JUDITH BUTLER EN
DISPUTA, eds. Patricia Soley-Beltran y Leticia Sabsay, Madrid, Egales, 2012
Por Francisco Vázquez (UCA)
No pretendo sólo reiterar un acto de habla ritual en este género de
celebraciones cuando digo que es un regalo para mí participar en esta
presentación. Esto es así porque el libro que hoy damos a conocer es todo un
acontecimiento, no sólo en el ámbito estricto de los Estudios de Género y el
Pensamiento Feminista, sino en el territorio más amplio de la filosofía
contemporánea que se hace en España. Se trata de un volumen en el que colaboran
los principales especialistas españoles en la obra de Judith Butler. Esta
teórica y activista norteamericana se ha
convertido en pocos años, especialmente desde la publicación de El Género en Disputa y Cuerpos que importan, en una referencia
constante del pensamiento y de las ciencias sociales. A pesar de su juventud ha
conocido una popularidad inusual en alguien que se dedica a la filosofía, hasta
el punto de que se ha hablado de butlermanía
para referirse a este fenómeno. A las personas que están vinculadas de un
modo u otro al máster de Género, Identidad y Ciudadanía impartido entre las
Universidades de Cádiz y de Huelva, poco tengo que decirles respecto a una
autora de la que han oído hablar sobradamente y que constituye uno de los
pilares teóricos de esos estudios.
A pesar de este eco, la bibliografía sobre Butler en castellano no es
tan abundante. Las principales monografías y artículos en España han sido
publicadas en lo fundamental por los seis autores –sin contar a la propia
Butler- cuyos trabajos están recogidos en este volumen. En cada caso la orientación
de estas intervenciones difiere por el enfoque y por la disciplina involucrada.
Los trabajos de Pérez Navarro, Elvira Burgos y Jesús González Fisac contrastan
la obra de Butler con otras tradiciones filosóficas; trátese del feminismo de
la igualdad, del constructivismo, de la filosofía analítica o de la
fenomenología. Los trabajos de Soley-Beltran y Leticia Sabsay, de una notable
densidad conceptual, confrontan los conceptos de Butler con las indagaciones
empíricas de la sociología de la transexualidad o con el trasfondo del
psicoanálisis lacaniano. Lídia Puigvert y en general la propia Butler en la
entrevista con Sabsay y Soley-Beltrán incluida en el libro, apuntan más bien a
deslindar los compromisos estrictamente militantes y ético-políticos de la
filósofa.
Estas diferencias apuntadas entre los autores son antes distinciones
de grado que compartimentos estancos. Un denominador común a todas estas
colaboraciones es que en general siempre comienzan aludiendo a la temática
ontoepistémica de Butler –alrededor de los conceptos de performatividad,
citacionalidad, materialdad, la discusión acerca del construccionismo, etc-
para desembocar invariablemente en los problemas de orden ético-político –la
potencia subversiva de lo exterior constitutivo, las temáticas de la
vulnerabilidad y la precariedad, el asunto de la responsabilidad y la agencia.
Es como si todas las intervenciones reiteraran, a su modo, el propio trayecto
de la misma Judith Butler.
Merece la pena destacar que un compañero nuestro, Jesús González
Fisac, que también cursó hace unos años el Máster de Género, Identidad y
Ciudadanía, forme parte de un elenco tan destacado de especialistas. El mérito
–él me lo va a permitir- es tanto mayor cuanto que su aventura exploratoria en
la obra filosófica de la norteamericana se ha abierto paso en solitario –o en
la silenciosa compañía de Michel Foucault- haciendo por sí solo el camino hasta
entrar en contacto con los grandes exégetas butlerianos, entre los que
actualmente está reconocido.
Entrando con más detalle en la médula del libro, hay que decir que
éste se inicia con el ruido y la furia de una polémica. En ese primer capítulo,
Pablo Pérez Navarro pasa revista a las críticas dirigidas contra Butler por
parte de dos eximias feministas “ilustradas”: Martha Nussbaum y Celia Amorós.
Ambas cuestionan la teoría de la performatividad del sexogénero y sus
supuestamente calamitosas consecuencias políticas. Se trata de mostrar que
estos achaques obedecen en realidad a una profunda incomprensión de la obra
butleriana, derivada de la resistencia de Nussbaum y Amorós a abandonar cierto
referente ontológico. Se trata del modelo binario de los sexos-géneros
entendido como base última e intrascendible de toda crítica feminista; desde esta
convicción el cuestionamiento butleriano de ese esquema sólo puede ser objeto
de condena.
Por su parte y en continuidad con su conocida monografía –me refiero a
Transexualidad y la matriz heterosexual,
Patricia Soley-Beltran aplica la teoría de la performatividad de la matriz
heterosexual de Butler a la sociología empírica de la transexualidad. Se
muestra, a partir de este estudio de caso, que todos estamos atrapados en la
cadena ritual e inconsciente de la matriz heterosexual, tratando de performar un
sexo-género tan perfecto como imposible, tan utópico como objeto de ironía. Las
personas trans lo ejemplifican porque el ajuste a los estándares de género
aparece de forma explícita, al experimentar en carne propia esa permanente
inadecuación con semejantes patrones.
Elvira Burgos comienza conduciéndonos al corazón de las tinieblas
ontoepistémicas del laberinto butleriano. Aclara las nociones de materialidad y
performatividad entendidas al modo derrideano como citabilidad o iterabilidad,
retomando las distancias del autor de Limited
Inc respecto a la teoría analítica de los actos de habla. Este
planteamiento le permite a Butler rebasar la dicotomía entre esencialismo y
construccionismo –entendido este de un modo para mi gusto un tanto restringido,
como determinismo lingüístico que excluye toda capacidad de agencia. Las normas
de sexo-género tienen autoridad porque son reiteradas o citadas de continuo,
pero es posible la agencia desde dentro de esas mismas normas, a partir de lo
abyecto, de lo excluido interior o exterior constitutivo, que da cuenta de la
condición inestable y contingente de la cadena normativa. La discusión que Elvira
Burgos establece con Verónica Vasterling le permite entrar en conversación con
la fenomenología merleaupontyniana transitando desde el terreno ontoepistémico
al de la ética y la filosofía política, sacando a colación las cuestiones de la
agencia, la responsabilidad, la constitución interdependiente del yo y la
vulnerabilidad. Nos queda así una Butler de cierto regusto derrideano más que
foucaultiano.
La siguiente estación pasa por Lacan y el psicoanálisis. Se trata del
sofisticadísimo estudio de Leticia Sabsay. De nuevo el paso obligado lo
constituye la distinción de orden ontoepistémico entre el antifundacionalismo construccionista
–una mezcla incongruente de determinismo lingüístico, relativismo
político-moral y voluntarismo ingenuo- y el postfundacionalismo de Butler. Este
último abre paso a la acción transformadora gracias a su énfasis en la
contingencia de las normas, la subversión desplegada desde el exterior
constitutivo y la opacidad del sujeto respecto a sí mismo. Este último elemento
le permite enlazar con la segunda parte de su argumentación: la opacidad remite
al aspecto psíquico del sujeto performativo, una dimensión nunca esquivada por
Butler y que permite la confrontación entre el planteamiento de ésta y el
esencialismo culturalista de obediencia lacaniana.
Con el trabajo de mi compañero Jesús González Fisac, el libro alcanza
sin duda sus mayores simas de hondura especulativa. Butler subraya la condición
retórica del lenguaje, lo que lo desliga de la gramática, condición –pace Nietzsche- de la factura metafísica
del fenómeno lingüístico. Este desfondamiento queda aclarado a través de la
proximidad de la performatividad butleriana a la teoría austiniana de los actos
de habla. Aparentemente estas hechuras retóricas alejan a Butler de la fenomenología
y de su insistencia en la “voz” como trasunto de un sujeto fundador de los
actos de habla. Pero la aproximan a otra fenomenología; la que remite al
lenguaje como un campo de acontecimientos nunca totalizable ni abarcable, un
horizonte abierto en el triple éxtasis temporal y plagado de esos “agujeros
negros” que representan los otros y sus cuerpos, marca de su finitud y de su
inesquivable vulnerabilidad. De nuevo encontramos aquí, como en casi todos los
trabajos contenidos en el volumen, ese movimiento de fuga que conduce desde los
motivos ontoepistémicos de Butler –esta vez en diálogo con la filosofía del
lenguaje- hasta los compases de la filosofía práctica.
El capítulo redactado por Lídia Puigvert constituye en cierto modo una
excepción respecto a esta pauta general. Todo el desarrollo se concentra aquí
desde el comienzo en la dimensión ética y política del trabajo de Butler
afrontada, no tanto desde un plano especulativo como desde la experiencia
vivida y compartida con la filósofa norteamericana en distintos foros. Destaca
el interés de ésta, de resonancias muy foucaltianas, por evitar el monopolio
académico del discurso feminista. Este rechazo al imperialismo ejercido por las
mujeres universitarias se traduce en su preocupación por escuchar y dar voz
propia a las minorías sexuales, atendiendo a su visibilización y a sus
derechos. Pero estos requieren un marco,
lo más inclusivo y universal posible,
para oponerse a los prejuicios que impiden a muchas personas llevar una
“vida habitable”. El resultado es un retrato de Butler completamente alejado
del tópico que la identifica con el comunitarismo hermético o con las
frivolidades cínicas del relativismo postmoderno.
El libro se cierra con la propia voz de Judith Butler
recogida en una entrevista que se titula “Jugársela con el cuerpo”. En este caso Butler se sumerge también, desde el comienzo, en su deriva más reciente, aludiendo a los temas de la vulnerabilidad, la precariedad desigualmente distribuida, las tentativas para recuperar el pensamiento de Hannah Arendt y el debate con la ética del cuidado. En tiempos de reactivación neoliberal del individualismo posesivo y de las teorías del agente racional, Butler enseña que estamos siempre expuestos a los otros, dependemos de los otros, de modo que la acción política debe plantearse transversalmente, más allá de la lucha de identidades y autoconciencias bien guarnecidas y ensimismadas, subrayando en cambio su vulnerabilidad y contaminación permanentes. Siguiendo esta estela, los distintos trabajos que componen el libro y que ayudan a diseminar la mirada butleriana, alimentan el carburante de un pensamiento crítico, más necesario que nunca en estos tiempos tan recios, como diría Santa Teresa.
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